Cultura y arquitectura comercial: dos ámbitos que a menudo se consideran contrarios. En efecto, el comercio se asocia al funcionalismo utilitarista, la inmediatez, la ausencia de riesgo, a un estilo empobrecido. Mientras que la cultura se asocia a la belleza, la creatividad, a un ideal desinteresado.

Naturalmente, esta oposición no es sistemática y son muchas las creaciones de calidad. Pero estas siguen siendo escasas. El Prix Versailles tiene precisamente como finalidad lograr que esta situación evolucione fusionando estos dos polos opuestos.

Esta oposición es característica de una etapa de modernidad que se está quedando atrás. El nuevo período en el que entramos demanda calidad en todas las cosas: la cultura debe salir de su torre de marfil sin excluir la dimensión comercial y, viceversa, el comercio debe adoptar progresivamente los objetivos de defensa del medio ambiente, calidad, creatividad e innovación. Donde antes había disyunción, la época actual llama a la conjunción.

Los Prix Versailles premian las creaciones más sobresalientes tanto desde el punto de vista de la arquitectura interior como exterior. Puesto que este premio está asociado a Versalles, nos gustaría que este símbolo mundial de belleza y elegancia sirviera no de modelo, sino de referencia o estímulo para una arquitectura comercial de calidad, en la actualidad y en el futuro.